...tu

La torpeza de la página vacía está presente. Convoca mis letras una a una. Las llama con silencio sobrehumano.
Mis palabas van llegando, van poblando el paisaje inerte.
De pronto quieran hablar de tí, de lo silencioso que se siente el placer de tu mano en mi mano, de los veranos en enero y del presente ausente. O quizás tal vez, quieran hablar en cambio de tí. De mis cuadernos llenos de figuras con tu nombre, de mis perros y tus gatos, de mis gatos y tu poesía, del invierno de nuestras lágrimas, de las caminatas bajo la lluvia y de nuestros vuelos sobre el mar, tan amplio como nuestro amor embravesido.
Puede ser que se refieran a tí. A la tarde del sábado sudoroso iluminado por el ron y tu sexo elocuente. A las tinas y a mi soledad. Al tren, a nuestras risas. Al pasado indescente. A veces te piensan a tí, a tu boca amando al cigarrillo, a tu piel morena, a tus dibujos sin sentido y a tu amor triste, lejano y esquivo.
Me gustaría que mis palabras te hablaran a tí. Te sacaran de tu prisión de todos los años, reconstruyeran tu fuerza, te llevaran al mundo donde la luna brilla de día y tu corazón ilumina siempre la oscura noche. O quizás, mis versos te toquen a tí. Alcancen tu demencia, corran detrás de tus andares inconclusos, vuelen en tu canto, vivan en el licor de tu aliento.
Seguramente mis palabras nunca llegarán a tí. No sabrán de tus creencias en el destino, no escucharan tu dolor. No se subiran a tu carro, no conoceran de tus angustias del mundo aparante y claramente no abrazaran tus orgasmos bajo la lluvia incandescente.
De pronto mis palabras no vuelvan a saber de tí. De tus preguntas sin sentido, de tu desnudez jóven, de los gritos, de los golpes, de lo que nunca fue, del hello kitty rosado alucinando en tu mente.

Tanto tienen que decir mis palabras de tí, que por el momento, solo quiero que hablen de mí. De mi padre, de mis rezos. De las noches en júpiter, de mis bailes al viento. De todo lo que te escribo y lees, y te gusta. De todo lo que escribo y no lees, y no sabes ni siquiera que no te gusta. Del mundo que quiero salvar, del paraíso que quiero que me salve. De los hombres de mis cuentos que a veces son yo, de las mujeres en mis cuentos, que no quieren ser tú. De mi madre, de mi esfuerzo, de mis lágrimas y sobretodo, de lo mucho que extraño todos, todos tus hermosos besos.