mayo 22

Y a medida que la sangre empezaba a llenar el aliento de su boca, y el aire dejaba de alentar el alma de su piel, unas cuantas lágrimas empezaron a envejecer su rostro. En la inmediatez de su muerte comprendió, que su hijo no tendría más remedio que encontrar el candor de su voz, a través de miles de lágrimas, centenares de golpes, y un mismo grandioso, suave y espeso corazón